|
>
> Como hace 8 años...
>
> ... El Negro entró a El Cairo con la cara de siempre: una piedra. Saludó a los mozos, y pidió en voz alta que le trajeran el mate cocido de todos los días. Parecía un poco más cansado que de costumbre. Puteando por el empate con Vélez, mientras se sacaba la gorra de los pelados y la campera. Se sentó y su rostro cambió un poco de sonrisas por la llegada y extrañeza por algunas sillas vacías. Preguntó por el Pochi, por Carlitos y por Roger. El relator oficial de la Mesa, el Negro Centurión, le paso el informe fúnebre. Roberto exclamó: Qué pelotudos, justo ahora que viene lo mejor!.- Bebió su mate, se acomodó y cruzado de brazos, como siempre, escuchó toda la sarta de incoherencias de los demás. Y, como siempre, muerto de alegría, remató cada pelotudez con su inefable sentido del humor.-
> Hora y media después, se puso la campera, se acomodó la gorra y saludó: Me voy, tengo mucho laburo y mañana tengo que entregar. Hace un frío afuera!. Se dio vuelta y lo vimos caminar hacia la puerta. Nos pareció que su figura se hacía un poco difusa al partir, pero nadie dijo nada, total, sabíamos que al otro día se abriría la puerta del boliche y lo volveríamos a ver...
> Y se fue hacia el lugar que más le gusta: un cielo lleno de mesas de dibujo y plumines, una canchita, una tribuna, una pelota, y una mesa de amigos. Hacia el Cielo de los Argentinos...
|